viernes, 22 de junio de 2018

Presentación

En la década de los 80 del pasado siglo Feve se comenzó a dar cuenta del potencial turístico que tenían las líneas por las que circulaban sus trenes en la cornisa cantábrica. Por un lazo nació el Transcantábrico, que comenzó a circular en 1983, destinado a los viajeros más pudientes, pero también comenzó una campaña destinada a otras clases sociales. Así comenzaron a aparecer anuncios, exposiciones, libros de fotografías, todas con algo en común, lo que hoy en día se llamaría "slogan", aseguraban que Feve era el Tren del Norte. 

Uno de estos libros llegó a mis manos las pasadas navidades, y aunque sean encuadres sencillos, la mayoría de fotografías cautivan a cualquiera. Posiblemente, este libro haya sido una de las motivaciones que me han llevado a crear este blog.



Hoy, varias décadas después las cosas puede parecer que han cambiado mucho, sin embargo parándose a pensar no lo han hecho tanto. Sin duda, lo más reseñable de todo fue el fin de Feve, hace ya más 5 años, derivado de una pésima situación económica de la empresa, siendo la única forma de mantener el servicio la integración en las dos grandes compañías  ferroviarias estatales: Renfe y Adif. No obstante, a día de hoy Feve todavía no se ha integrado al 100% en ellas, manteniendo cierta distinción que la hace seguir siendo única. 

Las instalaciones se han modernizado, a muchas líneas llegó la electrificación, los enclavamientos electrónicos y el CTC... Sin embargo, los trazados apenas han cambiado y la mayoría de los trenes que se pueden ver en las fotografías del libro, aunque reformados, siguen circulando en la actualidad, los Apolos, por aquel entonces novedad en los servicios de regionales, hoy siguen siendo la base de estos servicios tras el fracaso de los 2700. Los 2300 siguen estando hoy presentes en forma de 2600 o 3600, asegurando la mayoría de las cercanías, y ninguno de ellos parece que se vayan a despedir de nosotros.

En el blog trataré de mantener actualizada la situación de la vía estrecha en el norte de la Península Ibérica, tan apreciada por todos los aficionados al ferrocarril, viajeros (en ocasiones descontentos con el servicio) y en general todos los habitantes de las zonas por las que discurre la vía estrecha, que de una forma u otra guardan una grata relación o recuerdo con ella. Siempre hay épocas buenas y malas, ahora puede que estemos viviendo una de las segundas, pero como ya ocurrió muchas otras veces se podrá salir adelante.

Como aparecía en las publicaciones de entonces, nunca pierdas el Norte.


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